El público que esperó meses por un concierto que estaba programado para mayo, pero que por problemas de salud del cantante se tuvo que posponer para septiembre, llegó a la locación con ganas de cantar bien recargadas y Alejandro Fernandez les supo reponer.
No solo mostró su espectacular voz, también pudimos ver la excelente actitud que el Potrillo tuvo durante más de dos horas de concierto. Bailó, sonrió, se entregó y se acercó a quien tuvo el alcance de hacerlo, afortunadas las de la primera fila.