La fotografía me permite acercarme a gente y situaciones que llenan mi vida de lecciones, y una de las que más aprendizaje me ha dejado es haber participado en la exposición Los niños y las niñas del Pitic, inaugurada ayer 17 de octubre.
Allá como por el 2014 estaba en un evento donde la gente presentaba su proyecto, y en el escenario se paró una morra con ideas bien chilas, una seguridad y ganas de generar cambios que me hicieron querer irme a tomar unas cheves con ella y que fuera mi befa . Los años pasaron y por fin pude compartir mesa con la activista social Erica Salinas Castillo.
Resumen de septiembre en fotografías.
Después de leer Matar a un Ruiseñor corría buscar la biografía de su autora porque necesitaba saber más de quien escribió una historia que involucra a una niña de 6-8 años muy sazona, rebelde y con un padre que no la quiere cambiar a pesar de la presión social.
Tengo tantas ganas de tatuarme esa frase, porque siempre me detienen el no poder hacer las cosas perfectamente y necesito recordatorios constantes de que algo hecho es mejor que perfecto pero solo en idea.
Las imágenes más famosas de la fotoperiodista Eve Arnold se balancean entre retratos de Marilyn Monroe y escenas del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos; esa polaridad temática me tiene bien encantada.
Siempre he vivido mi vida laboral entre dos mundos de la comunicación, el de la fotografía y en el de la creación de contenido, sobre todo como Community Manager. Y no creo que nunca pueda decidirme por alguno de los dos.
Hace como dos meses estaba dando mi visita reglamentaria al departamento de maquillaje en el super cuando noté que la Marca Covergirl se veía completamente diferente. Hicieron un rediseño de imagen, hasta de eslogan y el mensaje que recibí con este cambio fue completamente diferente al que enviaban con sus anuncios pasados.
Hace poco leí que es necesario fortalecer la disciplina porque no siempre habrá motivación o ganas y creo que de eso se trata Blogtober, un ejercicio para los que tenemos un blog y buscamos pretextos para escribir más aunque no tengamos ganas o sepamos sobre qué.
Cuando vi que la lectura ganadora para el mes de agosto en el grupo “Un libro al mes” era el libro de cuentos Azul de Rubén Darío, me puse bien contenta porque ya teníamos una racha muy filosófica y necesitaba algo más tranquilo y corto para poder dedicarle tiempo a otros textos que tengo pendientes desde hace mucho. No contaba con que mi ignorancia me tenía una mala jugada.