Tengo ya una semana con mi reluciente computadora y todos los días me invade la emoción saber que llegaré a mi casa y estará esperándome para ver las páginas que yo quiera, explorar las fotos, programas y la máquina misma.
También desde que la tengo me falta tiempo, eso de desperdiciarlo limpiando el cuarto, lavando ropa no me gusta, mi habitación se ha convertido en un chiquero, que día a día acumula mas polvo y objetos que inexplicablemente llegaron ahí.
Pero esos meses de juntar dinero, horas extras en el trabajo y días sin acceso a internet tienen que ser compensados.
A reorganizar mi tiempo de nuevo por que comienzo a valer madres, pero nada de eso impedirá que siga flotando.